Quienes
hasta el año pasado decían que las propiedades de la PUCP debían
administrarlas terceros nombrados por la Iglesia, ahora dicen que
toda la PUCP es de la Iglesia, y por ello se asumen con derecho de
decidir todo lo que tenga que ver con ella: desde los inmuebles hasta
la suerte de los venados y ardillas del campus, pasando por la línea
académica y la organización institucional. Este cambio se inició
en julio del año pasado, cuando empezaban a desinflarse los procesos judiciales sobre la herencia de Riva-Agüero, que habían sido irregularmente concesivos con el Arzobispado de Lima.

Debido
a que la intervención a través del Arzobispado de Lima perdía
fuerza, el cambió de estrategia para intervenir la PUCP empezó a
involucrar otras instancias de la Iglesia Católica. Pero la lógica
subyacente ha sido casi
siempre la misma: quienes creemos en Cristo y seguimos la fe católica
debemos aceptar, sin dudas ni murmuraciones, lo que ordenen quienes
deben guiarnos espiritualmente, aunque tales órdenes nada tengan que
ver con lo espiritual. Así de totalitario.
Es
difícil decirlo, pero parece que así funcionan las cosas.
El
ahora famoso decreto
que prohíbe a la PUCP usar los términos
Pontificia
y Católica
como parte de su denominación refleja el interés desde el Vaticano
por absorber a una de las principales universidades de nuestro país.
La
PUCP nació en 1917 mediante un decreto supremo. Fue impulsada por
iniciativa privada, no por ningún funcionario de la Iglesia en
ejercicio de sus funciones ni con patrimonio de la Iglesia. Fue
autorizada, eso sí, por el entonces Arzobispo de Lima, Monseñor
Pedro García Naranjo, debido a que era una institución privada con
orientación católica que reconocía la autoridad espiritual de las
autoridades eclesiásticas.
Con
estas premisas, es fácil entender que la PUCP nunca fue persona
jurídica de derecho público conforme al derecho eclesiástico, como
señala el decreto llegado desde El Vaticano, sino una persona de
derecho privado. La diferencia tiene consecuencias claras: al ser
persona de derecho privada es titular de sus bienes, estos no son de
la iglesia. Es claro que si los funcionarios de la iglesia fundaran
una universidad, en el marco de sus funciones y con el patrimonio de
la iglesia, entonces tal universidad sería, valga la redundancia, de
la iglesia. Pero ese no es el caso ni por asomo.
Pero
toda la historia sobre las condiciones de la fundación de la PUCP
queda relegada a partir de 1980, con el concordato entre El Vaticano
y el Estado Peruano, y luego con la Ley Universitaria de 1983. Estas
dos normas dieron un giro de 180 grados a las normas anteriores y
confirmaron que la PUCP es una persona jurídica que se rige por el
ordenamiento peruano y consagraron la autonomía mediante sus órganos
propios de gobierno.
Incluso
si la PUCP hubiera sido fundada por la iglesia, y como tal hubiera
sido inscrita en la SUNARP y obtenido personería jurídica, la norma
que regiría sería la peruana. En esto el acuerdo entre el Vaticano
y el Perú es absolutamente claro pues el
artículo 19 señala que los centros de enseñanza que establezca la
iglesia se rigen por las normas del Perú. Ahí no hay duda
posible, rige el Derecho Peruano, y el derecho eclesiástico que
dicte el Vaticano vincula a las instituciones que funde (no es caso
de la PUCP), pero no pude oponerse a las normas del Estado peruano.
El
Vaticano no es solo la sede de la iglesia, sino que es, en términos
jurídicos, un Estado. Por ello, el decreto en cuestión es una
interferencia de un Estado en otro, que al pretender que toda la PUCP
sea parte de la Iglesia, implica
expropiarla y quitarle su calidad de persona jurídica independiente.
Así,
el decreto es un intento de expropiación que viene desde el
extranjero. Sería más o menos lo mismo que si, por ejemplo, el
gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica pretendiera ordenarle
al Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPNA) que se cambie de
nombre y le entregue en administración todos sus bienes. Eso sería
un absurdo porque el ICPNA es una institución peruana de carácter
privado. Evidentemente puede tener un acercamiento con instituciones
del gobierno estadounidense debido a las actividades culturales que
realizan, pero eso no hace que dependa de tal gobierno. En el caso
del Vaticano y la PUCP el intento de intromisión es todavía más
grave porque se pretende ignorar completamente la autonomía
universitaria consagrada en nuestra Constitución.
Que
la PUCP sea atacada en el plano nacional por sectores conservadores
es fácil de entender. Pero que sea atacada desde un plano
internacional es más difícil de explicar. Para ser honestos con los
lectores, no comprendemos bien a qué se debe ni cómo se articulan
los sectores que motivan estos ataques.
Pero
algo que sí debe quedar claro es que no es un mero asunto de fieles
que deben seguir a sus pastores como cierta prensa e instituciones
interesadas quieren hacer creer. El Vaticano no es, como podría
pensar un católico inocente, solo un lugar sagrado desde donde se
concentra la más alta espiritualidad católica. No. Debido a que es
un Estado y maneja un multimillonarias patrimonio, es también el
centro de encarnizadas luchas políticas. En efecto, en los últimos
meses la prensa internacional ha venido cubriendo escandalosas luchas
de poder que motivaron el robo de documentos al Papa Benedicto XVI
por su mayordomo (quien acabó en la cárcel), la destitución del
Presidente del Instituto para las Obras de Religión, conocido como
el Banco Vaticano, por manejos financieros irregulares. Entre estas
pugnas, diversos medios destacan que se enfrentan varias
facciones y con el
Secretario de Estado del Vaticano Tarcisio Bertone, que
es quien firmó el cuestionable decreto para expropiar la PUCP
(Véase, por ejemplo, la cobertura de El
País).
PUBLICADO TAMBIÉN EN JUSTICIA VIVA EL 26/07/12.
La PUCP fue creada en 1917 por el Padre SSCC Dintilhac contando con permiso del arzobispado..no por particulares ajenos a ella como parece indicar el articulo. El titulo de Pontificia igualemnte le fue conferido por el vaticano en 1942. Las cosas empezaron a cambiar a raiz de la intervencion de la DICTADURA de Velazco. No se opone la ley peruana a las formas indicadas por el vaticano para las universidades catolicas.El Ipna empezaria a decir que el gobierno de usa es represivo? sus alumnos saldrian a sacar cartelones contra su embajador? el ejemplo esta mal aplicado. El Vaticano es un estado imperialista? con luchas politicas de poder? discrepo
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